
De tamaño pequeño y redondeado que se caracteriza por sus cotiledones muy marcados y pico puntiagudo. El color es marrón claro, tirando a anaranjado y con las arrugas ligeramente marcadas. Es uno de los más apreciados por su mantecosidad y sabor intenso. Una vez cocinado se conserva perfectamente su forma y su piel no se despelleja, lo que hace muy agradable su degustación. La capacidad de absorción de agua de los garbanzos pedrosillanos es superior al 100% con relación a su peso.